domingo, 25 de octubre de 2020

ABUELO Y EMIGRANTE

 Esta es la segunda vez que tengo que hacer la maletas y salir de casa en contra de mi voluntad.

La primera vez tras sufrir un "ere" que tanto animó la rebaja a los despidos de la reforma laboral. Ahora una crisis inesperada e impensada por nadie hundió el frágil suelo por el que caminaba desde que regresé del Reino Unido buscando una estabilidad que el virus acabó por destrozar. Los que mandan no supieron prepararnos para tamaña hecatombe. Estaban en otras cosas. Y claro, otra tropa de buenos soldados que van a luchar en otros frentes donde si aprovecharán su fuerza y talento.

En esta ocasión ha sido aún más frustrante, pues creía que de un modo u otro iba a poder llegar a la orilla de la jubilación nadando en aguas locales tras una dura etapa en una isla al norte, pero no. Una vez más un cambio de rumbo en mi vida que me hizo oler de cerca la sensación de fracaso. 

Pero esta salida ha sido un poco más dolorosa que la primera. Había probado el año pasado el dulce sabor de experimentar ser abuelo. Es algo formidable, mucho más de lo que soy capaz de expresar. Ser abuelo e el cum laude de la paternidad. Una oportunidad de pulir un simple aprobado por una matrícula de honor. Una manera también, en cierto modo, de pedir perdón a nuestros hijos por mis errores como padre. 

Salir mirando hacia atrás no es ni cómodo ni bueno, pero ahora se me antoja inevitable. 

Nada más dulce que la manita de tu nieto agarrada a la tuya

Hoy en día el tele-seguimiento es prácticamente diario gracias a la tecnología y no estoy seguro de que eso sea una ventaja o una tortura. Que el pequeño se gire hacia el teléfono reconociéndome tiene a partes iguales de alegría y dolor por ese abrazo que no le puedo dar. 

Ya comienza a decir algunas cositas, pero más que nada se está especializando en esparcir juguetes por toda la casa y dejar los riñones de la abuela para un puré. Pero cuanto envidio una buena lumbalgia si esta la produce este loco bajito que ha robado mi corazón irremediablemente. 

Y por si esto no fuera poco, también la emigración nos está robando la infancia de nuestra otra nietita que y nació en el exilio laboral que sus padres sufren en el Reino Unido. Qué difícil es todo esto. Para mi, para ellos. 

¿Vale la pena? Es la pregunta que uno se hace cuando sale del trabajo y el descanso no lo encuentras en tu propio sofá. ¿Vale la pena? No hay respuesta.

Es bien triste que un país cono en nuestro no sea capaz de garantizar el sostenimiento básico a las familias. No es España, en absoluto, un país pobre, pero la inmoralidad y la incapacidad (más lo primero que lo segundo en mi modesta opinión) de los gobernantes que NOSOTROS escogemos (y a los que no se escogen) que pecan de alta traición por dejar al pueblo a merced de sus caprichos e aras de aferrarse al poder. Su pobreza moral nos empobrece como país.

Yo, mientras, sigo nadando en busca de la orilla, los barcos de salvamento no nos están buscando, se perfectamente que he de llegar por mis propios medios. 

El recuerdo de esos nietos me inyecta fuerza extra para seguir luchando, esos pequeños a los que quiero algún día disfrutar con tranquilidad, a los que quiero atiborrar a larpeiradas (dulces), cobrándome, por supuesto, mi suculenta comisión. 

Nada más hermoso he experimentado en mi vida que los bracitos de mis hijos alrededor de mi cuello y ahora siento que me están robando un tesoro que había recuperado milagrosamente. Sólo será por un tiempo. 

Ese paseo perdido. Duele.

Soy un hombre de fe y estoy seguro de que tendré la oportunidad de recuperar esos paseos perdidos de la mano de mis nietos, de más churros con chocolate, de gominolas a medias con ellos, de malcriarlos en definitiva. Pero mientras, por mucho que me rasco, no deja de picarme. 


3 comentarios:

  1. Fuco, como abuelo puedo comprenderte perfe
    ctamente y no caeré en el error de decirte que comparto tu dolor, porque el dolor es todo y enteramente tuyo.
    Solo me solidarizo contigo
    con tu dolor y con tu reflexión a cerca de nuestros dirigentes.
    Y ojalá pudiese ayudar de alguna manera.
    Solo podemos Aurora y yo tenerte presente cada día en nuestras oraciones.
    Fe y fortaleza !
    De momento no queda otra !
    Jo ta ke irabasi arte !

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  2. Gracias Iosu y Aurora. No imagináis como se aprecia vuestro cariño. No quiero sonar pesimista, solo comparto sentimientos, pero dentro de un ánimo de que todo estará bien, espero que pronto. Abrazos miles.

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