Nací y crecí rodeado de chicas. Tengo tres hermanas, dos mayores que yo y una más joven.
Estos días mi hermana pequeña estaba de cumpleaños. Esta celebración hizo rescatar de mi memoria muchos momentos de mi vida a su lado. Hay muchísimos y muy buenos.
Nos llevamos tres años de edad y es con quien he compartido mi infancia. La recuerdo de siempre más madura que yo y desde bien pequeños fuimos compañeros de juegos y peleas, muchas peleas, peleas muy divertidas, sobre todo para mi. Era una niña mucho más responsable que yo y cuando estaba ocupada con sus tareas escolares yo me aburría por que las mías, misteriosamente, se finalizaban muy rápidamente, muy frecuentemente, antes de comenzarlas. Y claro, no me gustaba esperar para jugar con ella, asique buscaba la manera de interrumpir su estudio de alguna manera, casi siempre con burdas provocaciones hasta que conseguía desquiciarla y entonces venía lo más divertido: la persecución casera que en numerosas ocasiones acababa a escobazos. Pocas cosas me hacían reír más que eso. Por entonces el mango de las escobas (afortunadamente para mi) estaba hecho con una débil caña y se rompían con facilidad en mi espalda. ¡Cuantas pagas semanales se fueron en comprar una nueva escoba a mamá! Ella pagaba por romperla y yo por la provocación.
Juntos crecimos, exploramos juntos, nos reímos juntos, jugábamos juntos y compartimos todo. Lo bueno y lo malo. Lo divertido y lo doloroso.
Pasaron los años, muchos años. Y la vida, aunque nos llevó por caminos diferentes y, por etapas, muy distantes, nunca dejamos de estar cerca, muy cerca el uno del otro. Y eso es estupendo. Me hace sentir afortunado.
Somos bastante distintos, pero las diferencias nunca fueron suficientes para superar nuestra lealtad mutua. La relación con mi hermana pequeña representa lo mas hermoso de la familia: la lealtad. No necesitamos opinar, entender o ver las cosas del mismo modo para sentirnos cerca el uno del otro y querernos. Ni siquiera teníamos que querernos del mismo modo. Ella para mi está siempre ahí y yo estoy para ella (espero que así lo sienta también).
La relación con mi hermanita representa mucho para mi, precisamente por que nuestras diferencias nunca han podido con nuestro amor fraternal, nunca. Pasamos momentos muy duros en nuestras vidas y eso, pienso, nos ha unido aún más.
Ella es mi amiga, por que está siempre que la necesito. Aunque no siempre nos entendamos. Nunca, jamás, me ha dado la espalda y eso tiene un valor infinito. ¿De cuantas personas uno puede decir eso? No importa que no compartamos nuestra visión de las cosas y de la vida. Sabemos que estamos ahí y aunque no nos guste lo que hace el otro, antes de juzgar, nos apoyamos y eso es lo más valioso que uno puede encontrar en otra persona. Sea esta tu hermana, tu amigo, tu esposa, tu hijo, tu nieto, tu colega. Esa es la verdadera amistad. Eso representa para mi lo más importante en la vida: "no te entiendo, pero aquí me tienes."
Quien no sabe ser leal terminará más tarde o más temprano viviendo en soledad. Mi hermana, en lo que a mi se refiere, nunca estará sola. Yo sé que tampoco ella me dejará solo nunca. Esto me hace hoy tremendamente feliz.
Gracias, mi hermanita del alma, que cumplas muchos más.
Que honor ser yo tu hermana pequeña y sentir el mismo amor que cuando era una niña porque pasé lo que pase aquí estoy y aquí estás y eso se siente!!
ResponderEliminarChicos, me habéis emocionado. Precioso texto, Paco. Se os quiere cantidad. Besiños.
ResponderEliminarGracias!!!! Un abrazo
ResponderEliminar