jueves, 3 de junio de 2021

VACUNADO

Ayer recibí la segunda dosis de la vacuna contra el covid-19. Mucho antes de lo que yo esperaba y que me deja un poso de esperanza de que las cosas vayan a mejor a partir de ahora.

Certificado de Vacunación del Covid-19

Me llamó la atención muy positivamente la buena organización tanto la primera vez, hace exactamente tres semanas, como esta segunda que supuestamente completa una protección eficaz contra el famosísimo virus que tanto ha sacudido y sacude las vidas de todos los habitantes de nuestro planeta. Resultó para mi llamativo también no solo la eficacia en el proceso sino la amabilidad de todo el personal tanto de seguridad como el administrativo y el sanitario. A mi parecer impecable por la paciencia con la que atendían a un sin parar de personas que íbamos desfilando por el enorme edificio que acoge la vacunación en A Coruña. Unos van más preparados o más despistados, pero no vi en ningún momento una mala cara de nadie de los que manejaban el largo procedimiento y me imagino que ha de ser muy cansado pues el goteo de personas es continuo. El pinchazo casi imperceptible me sorprendió también muy gratamente. Las agujas nunca me han resultado simpáticas. 

Otro aspecto positivo de la experiencia es reconocer a algunos viejos conocidos de la infancia a los que no veía hace muchísimo tiempo y bueno, pensaba que, comparando, me podrían haber ido peor las cosas. Al menos en lo evidente. 

Los vacunados también participan muy cívicamente en el proceso. Nadie tenía que pedir distancias por que todos las guardábamos respetuosamente. Colas muy largas muy ordenadas que hacían mucho más llevadero el tiempo de espera, tanto antes de entrar, durante el proceso de vacunación y al final para esperar esos quince minutos de espera preventiva y en la expedición de ese certificado de vacunación que no tengo claro para que lo podamos necesitar en el futuro. 

Los vacunados durante la espera preventiva de 15 minutos

Un tablón a la salida en la que algunos expresábamos agradecimiento por el trato recibido y por el esfuerzo del sector sanitario durante la pandemia. Creo que estos detalles nunca están de más. 

Viendo todo esto yo pensaba: - ¡Qué buen rebaño si tuviéramos buenos pastores!

¿Y ahora qué? Ya se supone que estoy inmunizado, pero esto no acabó del todo, no hasta que la mayoría de la población esté vacunada ya que este tratamiento está siendo eficaz en la gravedad de la enfermedad, pero no ataja el enorme problema de contagio para aquellos que aún no recibieron la famosa inyección o inyecciones, que de momento son la mayoría. No hay que olvidarlo.

Lo que si me parece es que esto supone esa luz al final del largo túnel de la pandemia en nuestro país. 

Un túnel que nos dejó a muchos más solos a otros más débiles, a otros sin empleo, a otros sin negocio, a otros sin esperanza, pero también a otros más fuertes. De las crisis, dicen, se sale fortalecido o no se sale. Veremos.

Un túnel en el que se mostró la cara noble de la población aceptando confinamientos, cierres, toques de queda, restricciones y amordazamientos interminables con esas mascarilla que a muchos nos agobian sobremanera. Me enseñó que somos una sociedad cívica en general. En muchos de mis paseos en bici o caminando por el bosque me asombró como todos con los que uno se cruza se cuidan de ponerse la mascarilla antes de llegar a una distancia corta, sin excepciones. Quizás no sea una medida muy eficaz, no lo se, pero sin duda es una muestra de respeto hacia los demás. Me ha parecido un comportamiento ejemplar el de la población en general. Otro cantar es la actitud irresponsable de los pocos de siempre que haciendo gala de un egoísmo bañado en idiotez ponen en peligro los esfuerzos de la mayoría.

También ha quedado de manifiesto, muy lamentablemente, que la clase política de este país, en términos generales está mucho más ocupada en sus propios intereses partidistas y particulares que en el interés general de la población a quien dicen representar, pues nunca han sido capaces de echar a un lado sus diferencias para hacer frente común a la crisis más profunda desde que somos una democracia (dicen).  

Los dirigentes internacionales deberían poner más empeño en que TODOS recibamos este tratamiento lo antes posible, sin distinción de nacionalidad. Pero me temo que los intereses económicos pesan mucho más que los sanitarios. Siguen negando la evidencia de que la globalización ha hecho ya una realidad por la cual un estornudo en Sudán puede contagiar a 35 daneses, 126 canadienses, 14 españoles o 34 japoneses. Así nos seguirá yendo. 





3 comentarios:

  1. ¡Gracias por el análisis! Completamente de acuerdo con todo. En Valladolid todo transcurrió igual... sin el tablón de agradecimientos ¡una buenísima idea! Bicos animosos. ¡Xa queda menos!...

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  2. Holaaa, Buen dia,, entre por casualida a su Blog, estaba buscando el significado de Tuzaro,, pues no entendia el porque la palabara,, ya entendi... son 'amargosos, asi les decimos en Mexico, saludos desde Arizona

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    1. Túzaro significa por aquí alguien de testarudez ruda.

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